BREVES APUNTES DE LA REFORMA INGLESA I: HISTORIA (1532-1689)




I. ENRIQUE VIII: LA RUPTURA CON ROMA.

La Iglesia de Inglaterra siempre mantuvo celo por su independencia de la Iglesia romana

Gobernando Enrique VII, se produce la fractura jurisdiccional de Canterbury con Roma.

Enrique VIII era un hombre con inclinaciones intelectuales, simpatizante con el humanismo y popular, más ambicioso y egoísta. Al llegar a Inglaterra los escritos de Lutero, se prohibió su uso, publicando el rey su afirmación de los siete sacramentos contra Lutero en 1521, en mérito a la cual León X le concedió el título de Defensor de la fe.

La Reforma en tierras inglesas comenzó con la amistad entre el monarca y el profesor de teología Tomas Cranmer que aconsejaba al rey sondear la opinión de las universidades en lo tocante a la nulidad de su matrimonio. Enrique fomentó el sentimiento nacional de hostilidad hacia lo extranjero para romper con Roma en 1532. Cranmer fue consagrado en 1533 como arzobispo de Canterbury.

Las consecuencias de la supremacía real fueron que el monarca se reservaba el derecho a elegir obispos y se cesaron los pagos a la Iglesia Romana. En 1534 se produce la famosa acta de supremacía donde Enrique y sus sucesores fueron declarados como jefes supremos en la tierra de la Iglesia de Inglaterra, con poder para corregir herejías y abusos. Se confiscaron los bienes de los monasterios.

Hasta entonces las reformas en la Iglesia fueron de corte político, no espiritual. Por ello se fue conformando un partido protestante que seguía, ante todo, los pasos de Wclif en su deseo de que fuera la autoridad civil la que reformara la iglesia.

Enrique era un católico romano que rompió con Roma. En 1536 movido por intereses políticos, redactó Diez Artículos con concesiones al protestantismo como que las únicas normas de fe eran la Biblia, los credos y los primeros cuatro concilios, definiéndose solo tres sacramentos; presencia física de Cristo en la Cena, veneración moderada de las imágenes e invocación de santos.

Cranmer consiguió que en las iglesias el Padre nuestro y los mandamientos fueran enseñados en inglés.

El contexto internacional hizo que Enrique oscilara de nuevo hacia el camino católico romano al aprobarse por el Parlamento de 1539 el Acta de los 6 artículos donde se enseñaba la doctrina de transustanciación y en donde se repudiaban la comunión de dos especies y el matrimonio del clero. Cuando Enrique VIII murió en Inglaterra estaba vigente esta doctrina de catolicismo romano sin sujeción al Papa.

A su muerte Inglaterra estaba dividida en tres partidos. El primero que comprendía a la mayoría era partidario de la posición del monarca que combinaba mantenimiento doctrinal con rechazo de la jurisdicción papal. Asimismo, existían el partido católico y la facción protestante que había visto crecer su numero en los últimos años.

2º. EDUARDO VI: EL PRIMER MONARCA PROTESTANTE.


Eduardo VI ascendió al trono con apenas 9 años de edad. El gobierno fue ejercido por su tío, el duque de Somerset, filoprotestante. En 1547 se introdujo la administración de la copa a los laicos. En 1549 se sanciona el Acta de Uniformidad, que exigió el uso universal del Libro de Oración Común en inglés, obra de Cramner, que mezclaba influencias tanto del rito sarum como luterana. Esta versión conservaba detalles del viejo culto como la oración por los difuntos. Las palabras empleadas en la Santa Cena implicaban presencia real de Cristo en los elementos en los mismos términos que se emplea actualmente (luego se añadiría la formula espiritual)

El Libro de Oración de 1549 no era popular. Era rechazado tanto por católico romanos como por protestantes. Por ello se revisa y surge el de 1552. Esta versión elimina más del antiguo ceremonial, omitiendo las oraciones por los difuntos y sustituyendo el altar por una mesa de comunión; la comunión debía hacerse con pan común; se eliminaron los revestimientos sacerdotales más allá de la sobrepelliz y se introdujo la actual segunda cláusula de formula anglicana de la entrega de los elementos que se reciben por fe.

Cramner junto con una comisión de teólogos formuló los 42 artículos, autorizados por el joven rey en 1553.

Northumberland indujo al joven y moribundo rey a entregar su sucesión a Lady Jane, nieta de la tía de Enrique VIII. Northumberland murió ejecutado poco después, al ascender María, hija de Enrique, al trono. 

3º. MARIA I: EL RETORNO DEL CATOLICISMO ROMANO A SANGRE Y FUEGO.

La legislación eclesial de Eduardo VI fue abrogada y se restauró el culto público de la época de Enrique VIII. Cramner fue encerrado. María se casó con Felipe II en una ceremonia muy impopular.

En 1554 se restauró la autoridad papal, actualizando las viejas leyes contra la herejía y aboliéndose la legislación eclesial de Enrique. La situación retornó a 1529, salvo en lo tocante a las propiedades eclesiales.

Fueron asesinados los ex obispos Latimer y Ridley, cuya determinación en la muerte provocó impresión popular. También murieron Juan Hooper y, sobre todo, el arzobispo Cramner. Pole fue nombrado arzobispo de Canterbury en su lugar.

Los casi 300 muertos por María en sus escasos dos años de reinado generaron un fuerte sentimiento antiromanista en Inglaterra.

4º. ISABEL I: LA MONARCA PRAGMÁTICA.

Isabel I subió al trono en 1558. De mentalidad pragmática, abogó por la unidad en el seno de una Iglesia independiente de Roma. El Parlamento aprobó la nueva Acta de Supremacía con alguna oposición en 1559. En ella se rechazaba la autoridad papal, cambiando el titulo de cabeza de la Iglesia en Inglaterra por gobernador supremo de la Iglesia. Se revisó el Libro de Oración eduardiano, combinándose las fórmulas de entrega de los elementos de la Cena (se entrega el cuerpo de Cristo y se recibe de forma espiritual). Asimismo, se suprimió la oración contra el papa.

Se nombró como arzobispo de Canterbury a Mateo Parker, capellán de su madre, Ana Bolena. Fue consagrado por imposición de manos de cuatro obispos ordenados bajo Enrique VIII y Eduardo VI. Ello permitió asegurar la validez de la sucesión apostólica del episcopado inglés. En 1563 se revisaron los 42 Artículos, reduciéndose a 39.

Se quedó establecida así una Iglesia Protestante reformada, con sucesión apostólica, de corte episcopal, con una liturgia histórica, limpiada de errores romanistas. Los enemigos de la Reforma Inglesa desde entonces fueron los católico-romanos y los celosos y más radicales reformadores, denominados puritanos.

De Suiza y Holanda, retornaban hombres llenos de admiración por el protestantismo radical de aquellos lares. De profundo celo religiosos, querían purificar los servicios anglicanos de lo que creían ser restos de superstición romanista. En particular hacían objeción a las vestimentas clericales, la práctica de arrodillarse para recibir la Cena del Señor, el empleo del anillo de casamiento o la señal de la cruz. Nació sobre 1564 el partido puritano.

La reacción de la Iglesia fue reafirmar el rito del Libro de Oración, en particular en lo tocante a arrodillarse ante la Cena del Señor y las vestiduras clericales.

Los puritanos, en cambio, veían con buenos ojos otro sistema de gobierno distinto al que imperaba en Inglaterra, señalando que el termino obispo, presbítero y pastor eran sinónimo.

Frente a la defensa del presbiterianismo iure divino, Juan Whitglif, férreo anti puritano, reclamaba el episcopalianismo como mejor forma de gobierno, desde un punto de vista práctico.

Los puritanos, liderados por Cartwright, eran partidarios de modificar la Iglesia de Inglaterra, no de separarse de ella.

Los partidarios de la separación eran los llamados congregacionalistas y estaban perseguidos por las autoridades. El tribunal de la Alta Comisión fue el instrumento que se empleó para juzgar a los separatistas. Por ello los congregacionalistas de Londres huyeron a Holanda.

Algunos teólogos anglicanos como Adrian Saravia, de origen español, sostenían la tesis del episcopado como gobierno iure divino. Otros, más moderados, como Ricardo Hooker en sus Leyes de Política eclesiástica de 1594 sostenía que era de derecho humano.

Ante el resurgir del calvinismo en el seno de la Iglesia de Inglaterra, reflejado en los Articulos de Lambeth, apuspiciados por Whitfit, surge un partido más de corte arminiano que otorgaba un papel más activo a la voluntad regenerada del creyente en su salvación.

5º. JACOBO I: LA SÍNTESIS ENTRE EL REY Y LOS OBISPOS.

A Isabel I, le sucede Jaime o Jacobo I, que instauró un sistema férreo de episcopado. La única concesión al partido puritano fue la promulgación de la Biblia traducida, la famosa edición del rey Jacobo.

6º. CARLOS I: EL AUTORITARISMO PIADOSO.

Carlos I, hijo de Jacobo, era un hombre religioso con personalidad autoritaria. Su arzobispo de Canterbury fue Guillermo Laud, firme defensor del episcopado y encarnizado enemigo del calvinismo.

Carlos I se ganó el desafecto de los caballeros rurales, columna vertebral de la Cámara de los Comunes, de simpatías calvinistas. Bajo dirección de Laud, colocó a arminianos en posiciones eclesiales. En 1629 decidió cerrar el Parlamento ante la oposición de éste a su política eclesial. El partido anglicano arminiano se alienaba claramente con el rey y el arzobispo de Canterbury, mientras que el calvinista se reforzaba en el parlamento. Esta política regia impulsó a los puritanos a seguir a los congregacionalistas en las recien inauguradas colonias atlánticas. Hacia 1628 comenzó la colonización puritana de Massachusetts. Eclesialmente, los pastores de Nueva Inglaterra eran clérigos de la Iglesia establecida, más sus iglesias de facto estaba reguladas según el sistema congregacional y puritano, con la Biblia como única regla de fe y práctica.

Hacia 1640 no menos de 20.000 puritanos cruzaron el Atlántico.

La revuelta contra el rey comenzó en Escocia. Carlos I ordenó la imposición de la liturgia inglesa, con algunas modificaciones, en Escocia. En 1638 los escoceses firmaron un pacto nacional para defender su iglesia presbiteriana contra las imposiciones regias. Los escoceses, mientras Carlos trataba de reunir fondos para la guerra convocando el parlamento, invadieron Inglaterra. Al convocar el parlamento, el rey vio que el partido presbiteriano era mayoritario. El parlamento envalentonado decidió detener a Laud y abolir el episcopado, comenzando la guerra civil.

7º. EL PARLAMENTO TOMA EL MANDO.

El Parlamento se autoproclamó soberano, convocando una asamblea de 21 clérigos y 30 laicos en 1643 en Westminster. La asamblea de Westminster era de mayoría presbiteriana puritana. Ésta presentó un directorio de culto y sistema de gobierno netamente presbiteriano, aboliendo así el más litúrgico Libro de Oración. Se sigue un sistema de culto bajo el principio regulativo (solo se permite en el culto aquello que está ordenado en la Escritura) El arzobispo Laud fue ejecutado. La Asamblea proclamó tanto Catecismos como una confesión de fe de tintes reformados calvinistas.

El ejército de hombres religiosos liderados por Cromwell hizo vencer al parlamento la contienda. Carlos se entregó y fue ejecutado en 1649.

Cromwell, aunque no pertenecía formalmente a ninguna denominación, era en la práctica congregacionalista o independiente. Mil clérigos anglicanos habían sido privados de su oficio y perseguidos. La gran mayoría del clero, sin embargo, se adaptó a la nueva situación eclesial.

8º. EL RETORNO DE LA MONARQUÍA: CARLOS II.

Ricardo Cromwell, su hijo, fue depuesto rápidamente por su debilidad en una alianza entre realistas y presbiterianos que restauró la monarquía bajo Carlos II en 1660.

El nuevo parlamento era radicalmente realista y anglicano. Se prohibió la celebración de culto distinto al del Libro de Oración revisado de 1662 que continuó usándose durante siglos en Inglaterra y sus dominios de ultramar. La celebración de cualquier otro culto fuera del paraguas de la Iglesia de Inglaterra estaba prohibida bajo pena de multa, prisión o deportación.  A pesar de la represión, las congregaciones disidentes continuaron existiendo.

Estas prescripciones forzaron a los puritanos a abandonar la Iglesia inglesa por primera vez en su historia.

En 1672 publicó un acta de tolerancia e indulgencia, por la cual concedía a los disidentes el derecho de culto público, incluyendo para los católico romanos en domicilios privados.

El Parlamento consideró tal acción como inconstitucional, lo que obligó al retiro de la Declaración, forzando a todos los empleados públicos a acceder a la Cena del Señor de acuerdo con los ritos de la Iglesia de Inglaterra so pena de perder el puesto. Este estatuto solo fue abrogado en 1828.

Carlos II murió y antes de morir confesó su fe católico romana.

9º. JAIME II Y EL PELIGRO PAPISTA.

Su hijo Jaime II tuvo por fin el restablecimiento del catolicismo romano en Inglaterra. Ignoró el Acta de Prueba anteriormente comentada y designó a números católicos para altos cargos. En 1687 emitió una declaración de indulgencia, concediendo plena tolerancia religiosa. Los disidentes, pese a que les beneficiaba, temían el retorno del papismo e hicieron frente con los eclesiásticos anglicanos. Siete obispos anglicanos protestaron y fueron absueltos en un juicio. El rey estaba tensando la cuerda con el pueblo.

10º. GUILLERMO DE ORANGE Y EL TRIUNFO PROTESTANTE.

Ante ello Guillermo de Orange, casado con María, la hija de Jaime, fue invitado a encabezar una revuelta contra éste. Jaime huyó a Francia y en 1689 fue proclamado rey Guillermo.

Sin embargo, cierto clero anglicano, movido por la defensa del derecho divino de los reyes y la ilegitimidad de la deposición del rey Jaime, se negó a jurar fidelidad al nuevo rey. Para ellos Jaime II seguía siendo el rey ungido. Formaron el partido de los nonjurors.

El acta de tolerancia nueva de 1689 concedía libertad de culto a todos los que se sometieran a los nuevos monarcas, rechazando, sin embargo, la jurisdicción papal, la transustanciación, la misa o los restantes elementos papistas. Había libertad de culto para los distintos grupos protestantes. Los disidentes eran una minoría en Inglaterra (sobre el 10%) incluyendo presbiterianos, congregacionalistas, bautistas y cuáqueros. Tales privilegios no se extendían a los negadores de la Trinidad o a los católicos. Éstos últimos adquirieron igualdad plena en 1791.

En Escocia, Guillermo declaró el presbiterianismo como la forma de religión reconocida por el gobierno. Ello provocó el descontento de los anglicanos escoceses a los que se les permitió utilizar su propia liturgia.




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