DOMINGO DE ASCENSIÓN.


Moradas celestiales preparadas para ti en el cielo.

Lucas 24: 36-53.

Y los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo. Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo. Ellos, después de haberle adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo; y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios.

El cielo está lleno de mansiones preparadas para los que aman a Dios, en el cielo hay una heredad para ti. Cristo la ha preparado especialmente. Él ha roto la sima que te separaba de la vida eterna.

En efecto, el cielo era absolutamente inaccesible al hombre y nunca hasta el momento de la Ascensión la naturaleza humana había penetrado en el primer y santísimo lugar de los ángeles.

Cristo fue el primero que inauguró para nosotros esa vía de acceso y ha facilitado al hombre el modo de subir allí, ofreciéndose a sí mismo a Dios Padre como primicia de los muertos y de los que yacen en la tierra. 

Al llegar Cristo al cielo, el Padre mandó que se le abrieran las puertas como a Rey y Señor del universo.

Él te ha abierto un camino vivo, entrando al mismo cielo, para ponerse a la derecha de Dios, en una posición de fuerza y de poder, para interceder por ti ante el Padre. Él subió al cielo, situándose a su diestra, no para manifestarse a sí mismo delante del Padre, porque ya estaba en el Padre antes de su encarnación, sino que ascendió por ti, en tu provecho, para que mediante su triunfo sobre la muerte pudiera trasmitirte a ti, la condición de hijo de Dios. Por ello se hizo hombre y compartió naturaleza humana contigo: para sufrir por ti, morir por ti, resucitar por ti y ascender por ti a los cielos.

No es casual que Jesús reuniera a sus discípulos en Betania. Betania significa casa de la obediencia. Por la obediencia de los pecadores, Cristo bajó del cielo y por la obediencia de los creyentes, ascendió a los cielos. Por eso decimos que Cristo ascendió por ti.

Cristo conjuntamente con Él te resucitó del reino del pecado, te resucitará en cuerpo y alma en el dia postrero y te hará sentarte en los lugares altos junto con Él, en una morada preparada de antemano para ti, donde contemplarás al Cordero cara a cara, directamente. Tu morada celestial está preparada.

 

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