6º DOMINGO DE ADVIENTO
El bautismo que te prepara para la venida del Hijo.
Yo
a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo
Dios creó al hombre conforme
a su santidad. Compartió con Adán su imagen. Le insufló vida eterna e
incorrupción para que viviera junto con Él. Mas no le hizo perfecto. Al
entregarle libertad, Adán decidió apartarse y desobedecer la única ley que le
impuso, prefiriendo adorar a la creación y no a su creador. El hombre
continuamente es engañado por el hijo de perdición, que lo lleva al pecado y
finalmente a la muerte.
Dios envió la ley y los
profetas para advertir a su pueblo rebelde mas éste no lo oyó. El último y
mayor de los profetas Juan el Bautista te recuerda hoy: prepárate, arrepiéntete
de tus pecados porque el reino de Dios está cerca. El que había de venir, aquel
nacido de una Virgen, de la raíz de Jesé, el Dios con nosotros, está trayendo
una porción del paraíso del que salieron nuestros antepasados. Prepara tu
corazón para su venida.
El Hijo desde su Ascensión a
los cielos ha dejado en el mundo al consolador, al Espíritu Santo, que testa tu
corazón, haciéndote ver esos pecados que te alejan de Dios. El bautizado en el
Espíritu ya no teme la muerte, ni el pecado se enseñorea en él. El odio no
dirige su caminar, sino que en la ley del Señor medita día y noche. No sigue el
camino de malhechores, sino que ama a los malhechores. No devolviendo mal por mal, sino
bendiciendo a los que los maldicen (1 Pedro 3:9) El bautizado en el Espíritu
ama a Dios sobre todas las cosas y no se deja llevar por los deseos de la
carne, sino que sabe distinguir el bien del mal. La ley de Dios está en su
corazón y jamás resbalan sus pies (Salmo 37)
Sin santidad nadie verá a
Dios. ¿Tienes tu alma dispuesta a recibir a Jesús en esta Navidad? ¿Has
recibido el bautismo del Espíritu? ¿has nacido de nuevo? Por mucho que te
tengas por cristiano, por mucho que ores, leas la Biblia, acudas a la Mesa del
Señor, sin bautismo del Espíritu, nada eres.
Piensa en alguno de los
pecados que te afligen. ¿Qué pecado te ensucia? Confiésale al Señor tal pecado
con corazón arrepentido. Él es fiel y justo y te limpiará de toda maldad. Has
sido bautizado en Espíritu de verdad. El fuego ha limpiado toda maldad en ti. Ya
no vives para el mundo, sino para Cristo. No pecas voluntariamente, sino que te
guías siempre y en todo lugar por el amor de Dios.
Estás listo para ver a
Cristo, al Verbo de Dios encarnado para tú redención. Él viene a ti. Recíbelo
para siempre en tu corazón purificado.
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